Estaba cocinando como siempre cuando en la radio de la cocina, donde siempre sonaba la misma música a la misma hora gracias al programa infinito de M80, cuando de repenté sonó "Grace Kelly Blues". Unas trompetas triunfantes pero tristes que daban paso a la guitarra y la voz cascada de Mark Oliver Everett.
¿Quién ha dicho que no existe el amor a primera escucha?
Desde ese día, Eels ha sido uno de mis grupos de cabecera. Llegué a leer en una revista que "si John Lennon estuviera vivo su música sería algo parecido a Eels". Quizá una afirmación algo atrevida, pero no creo que se aleje demasiado de la realidad.
Eels (o "E", seudónimo del cantante) hacen una música para gourmets pero que puede disfrutar todo el mundo. Cuentan historias sobre gente atrapada en el mundo moderno, apartados de la sociedad o incluso canciones de amor con la cabeza gacha. A veces son gritos angustiados desde lo más sórdido de la naturaleza humana y a veces pequeñas flores que nacen de entre la basura.
En fin. Un pequeño boceto que hice el otro día coloreado en un ratín con el photoshop.
