miércoles, 10 de agosto de 2011

Treintañero


Pues llegué a los 30. Y el cumple fue mítico: un bar hasta los topes, buena música, los HolyDays renaciendo de unas cenizas que nunca provocaron, un día entero de vagueo y cine con mi preciosa mujer... ¿Qué más se puede pedir?

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¡Habla o calla para siempre!